lunes, 5 de abril de 2010

Cloud Computing

Con la cabeza en “la nube”

Desde hace unos años venimos escuchando ese inspirador término del “Cloud Computing”. Un concepto de moda que puede devenir en demodé por llevar implícita en el nombre la principal causa por la que suscita reticencias: la evanescencia; ¿dónde están los datos de nuestras empresas? ¿dónde se dan los procesos? ¿Flota la información crucial de nuestros negocios en un hiperespacio más allá de los “seguros” cortafuegos de nuestros servidores corporativos?...

Estas reservas, sin duda justificadas aunque insuficientes para evitar que el “Cloud” sea una de las tendencias en alza para 2010, se desvanecerán cual jirones de nube si miramos el horizonte tecnológico con cierta perspectiva. Retrocedamos en el tiempo para encontrar el origen de un concepto que lleva funcionando más de una década: los beneficios de alojar información en servidores externos, invirtiendo menos en instalaciones, hardware y actualizaciones, beneficios que han ofrecido y ofrecen una vía de crecimiento y desarrollo a múltiples empresas que no disponen de los recursos de las grandes corporaciones.



Regreso al futuro
El boom imparable del outsourcing y su eficiencia para lograr una reducción de costes llevó a finales de los años noventa hasta el punto de intentar externalizarlo prácticamente todo. ¿Por qué no externalizar las bases de datos? Y la gestión documental, y la inteligencia de clientes, y las copias de seguridad, y el trabajo compartido…
Los ASP (Proveedores de Aplicaciones de Servicios) tuvieron su cima mediática en el año 2000 con propuestas novedosas como las de Salesforce.com. Pero fue una época de mercados volátiles y años oscuros para Internet: el boom’n’bluf de las punto-com mandó al garete a muchas compañías y sumió al ASP en un letargo del que despertó metamorfoseado y compatible con Internet en SaaS (Software as a Service) un término sobrio de apariencia más técnica que tuvo su cénit entre 2006 y 2007, para dejar su puesto al más aspiracional y ambiguo de “Cloud Computing” o, familiarmente, “La Nube”: un paraíso de tecnología e infraestructuras donde solo se paga por lo que se consume. Y no se paga mucho, pues dando el proveedor servicio con una misma aplicación a un elevado número de clientes, crea economías de escala obtenidas de un aprovechamiento más eficiente de los recursos, lo que revierte en un precio más bajo en el software ofrecido.

Ventajas y más ventajas
La integración web con las demás aplicaciones de la empresa. Su carácter de “conectar y listo”. La ausencia de inversiones en hardware y el subsiguiente mantenimiento. El acceso a los recursos desde cualquier parte. Su capacidad de personalización y su escalabilidad (poder añadir fácil y rápidamente nuevos componentes para dar cobertura a un crecimiento de las necesidades)… son ventajas que se suman a la posibilidad de acceder tanto a las actualizaciones y mejoras del servicio cuanto a los más avanzados procedimientos de seguridad, disponibilidad y funcionamiento que solo proveedores especializados en este tipo de servicios pueden garantizar.

No todos están en la Nube
Más que desventajas cabría hablar de inadaptación. El “Cloud Computing” no es para quienes no se fían de sacar los datos o la lógica de su negocio fuera de su empresa, quienes ven complicado o imposible integrar los recursos a contratar con los corporativos, ni para quienes precisan desarrollar una aplicación específica a su medida. Tampoco lo es para quienes temen depender de ajenos, sufrir por eventuales interrupciones del servicio o a los fallos de Internet, no queriendo invertir un poco de lo que se ahorran, al incorporar un servicio “Cloud”, en una conectividad supletoria para estados de excepción.

En definitiva, ningún inconveniente que no se pueda sortear analizando previamente nuestras necesidades y asegurándonos después de conocer el grado de experiencia y fiabilidad del proveedor, el precio, las condiciones del servicio, la posibilidad de personalizarlo, su integración con las aplicaciones de la empresa, las características del alojamiento, sus niveles de seguridad, la política de mantenimiento y el acceso continuo a actualizaciones y mejoras.

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