jueves, 27 de mayo de 2010

Outsourcing

"Cuando no sepas qué hacer,
un refrán te lo puede resolver"


Ya se sabe que el refranero es sabio. Además es visionario: el outsourcing, ese "palabro" puesto de moda tras la afamada re-orientación de Kodak en los años 80, ya era predicado con profusión en nuestro acervo popular. Una sabiduría ancestral que seguro tuvo, por sentido común, más influencia que las tendencias de management de Estados Unidos en la estrategia pionera de externalización emprendida por Telefónica allá por la década de los 70.


El outsourcing se asocia comúnmente a las tecnologías de la información o a los sistemas y procesos informáticos, pero la externalización o “tercerización” va más allá de las soluciones TIC. Hoy, desde la fuerza de ventas a la gestión financiera, prácticamente todo es externalizable.

En cuanto a la eficiencia del outsourcing, es tan antigua como el mundo: los egipcios, por poner un ejemplo, confiaban a la tecnología y experiencia fenicia su transporte marítimo. Los beneficios de la externalización, económicos, cualitativos, tecnológicos, estratégicos y financieros, pueden encontrarse bien definidos y mejor ejemplarizados en la bolsa de sabiduría que guardamos en la faltriquera de nuestra historia. Ahora que la eficiencia y competitividad son más relevantes que nunca es hora ya de echarle mano como se merece: “Mejor precavido, que arrepentido”, o lo que es lo mismo “gástalo en cocina y no en medicina”.



Quien mucho abarca, poco aprieta
Los beneficios estratégicos

Centrarse en el propio negocio
Si atendemos al principal mandamiento de la filosofía del outsourcing, el refranero responde con la siguiente estrategia: “Esto el mundo me enseñó: a lo tuyo, tú; a lo mío, yo”. Al igual que el outsourcing, predica el no “meterse en camisa de once varas” y enfocarse en el negocio fundamental innovando en la oferta y mejorando la calidad, antes que dedicar tiempo y esfuerzo en tareas que no reportan ingresos, pues “perdiendo tiempo, no se gana dinero”. “Quien no atiende lo que tiene, es mejor que lo enajene”.

Competitividad
“Quien mucho duerme, lo suyo y lo ajeno pierde”. La empresa actual no puede quedarse al margen de cómo evolucionan las ideas y sistemas que empujan el mercado. Hoy es perentorio acceder de forma inmediata a profesionales expertos y tecnología punta, sin esperar a poder invertir en formación o contratación, ni incurrir con urgencia en costos de adquisición e implementación. Esto solo es posible a través de las oportunidades que ofrece la externalización: “sé primero en sembrar si quieres aventajar”.

Incremento de la calidad
“La “calidad”, bien entendida, empieza por uno mismo”. Todos exigimos la máxima calidad, pero mejorar lo que ofrecemos resulta complejo y caro, cuando no difícilmente accesible. El outsourcing facilita a las empresas el poder ofrecer a sus clientes más y mejores servicios, de elevada calidad y con tecnología de última generación, gestionados por conocimiento experto y, además, garantizados en contrato mediante acuerdos de servicio. No importa lo bien que creamos que hacemos las cosas: “lo hecho bien, aguarda a lo por hacer”.


A nuevos tiempos, nuevos usos
Los beneficios tácticos

Responder con agilidad a los cambios del entorno

“Cual el tiempo, tal el tiento”. Como el mercado es cambiante y el negocio veleidoso la empresa ha de ser más flexible, menos dependiente y con más margen de maniobra. El outsourcing ayuda a tener y mantener la agilidad necesaria para enfrentar los cambios incorporando puntualmente a su estructura y oferta de servicio los conocimientos, profesionales y recursos que precise para encarar los retos que el mercado le ponga por delante. “El camino que se sabe, bien se anda”.

Asumir los retos minimizando el riesgo
“Quien tiene compañero, tiene amigo y consejero”: creando alianzas de conveniencia con proveedores cualificados se comparten riesgos, se construyen relaciones y experiencias de valor que incorporadas al bagaje de conocimiento de la compañía la sitúan en posición de ventaja sin comprometer sus objetivos estratégicos, “quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija”.


Abarata, tendero, y ganarás más dinero
Los beneficios económicos y financieros

Optimizar tiempo y recursos

“A un tiempo soplar y sorber no puede ser”, no se puede estar “en misa y repicando”. Bien es sabido que algunos procesos de negocio, la adquisición de equipos o aplicaciones, el mantenimiento de infraestructuras o la dedicación a servicios tangenciales restan a la empresa del tiempo y los recursos que podrían aplicarse a las áreas clave que la organización precisa para generar beneficios. Ya lo dice el refranero “zapatero, a tus zapatos”, “cada puerta va bien en su quicio y cada uno en su oficio”.

Predecir, controlar y reducir costos
“Cuida los pequeños gastos, un pequeño agujero hunde un barco”. El outsourcing requiere de un ejercicio previo (que también se puede y se debe externalizar) para determinar qué costos de carácter fijo pueden transformarse en variable, cuáles son evitables, suprimibles o asumibles de manera puntual en operaciones, equipos, instalaciones y… personal. “Un hombre con talento, vale por ciento” se dice. La mala prensa liga el outsourcing a la supresión de empleos, algo que se ha revelado como incierto pues también es generador de empleo cualificado y de alto valor añadido, tanto fuera como dentro de la empresa subcontratante. Por otro lado, al declinar los costos de cualquier tipo se liberan recursos para destinar a otros propósitos, pudiendo hacer a la empresa más flexible y doblemente competitiva.

Disponer de más fondos de capital
Sí; es cierto: “oficio ajeno, dineros cuesta”, pero “ahorrar no es sólo guardar sino saber gastar”: externalizar es también ahorro e inversión a la par que gasto deducible. Al “tercerizar” procesos se reduce la necesidad de reservar fondos de capital ajenos a la razón de ser de la compañía, facilitando el acceso al efectivo y permitiendo la transferencia de los activos del cliente al proveedor. Y si, aún así, invertir en un proveedor de outsourcing le parece caro, recuerde que “lo barato sale caro” y que “quien vale mucho, hace mucho”.


Al más viejo, pídele consejo
La elección del proveedor

Siempre habrá alguien en el mercado que sepa más de algún aspecto de su negocio que usted. En el peor de los casos será su competencia, en el mejor: un proveedor en quien pueda delegar, para una mejor eficiencia, parte de su gestión, aprovechándose de toda su experiencia y conocimientos. Ahí sí que “el saber no ocupa lugar”, en el outsourcing el conocimiento y quienes lo van a compartir con usted están físicamente fuera de su empresa, ahorrándole euros y metros cuadrados. Pero asegúrese: el factor principal para una externalización con éxito es la elección de un proveedor adecuado, con conocimiento, experiencia y comprometido en cambiar sus necesidades por soluciones; justamente a lo que nos dedicamos en Lynxmaster.


Lo bueno es enemigo de lo mejor
Recomendación final

“Todo cambio de sistema, quema”. No faltarán detractores llegado el momento de enfrentar sus métodos, sistemas o departamentos a una propuesta de externalización. “Más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer”, dirán, o más aún: “Virgencita, que me quede como estoy”. Solo piense en que no hay situación de negocio permanente ni futuro predecible: “quien se queda con lo que tiene, tarde o temprano lo pierde”.

Por último, de empresa a empresa, un consejo, si quiere, interesado: la próxima vez que dude en acometer un proyecto por falta de recursos o dedicación, cuando perciba que su empresa invierte menos en su futuro que en el día a día porque su burocracia interna la mantiene ocupada, recuerde este otro aforismo: “el que trabaja mucho, no tiene tiempo de hacer dinero”, y para cumplir con este principio y fin que ha de mover a toda empresa le dejamos con otro aforismo de nuestra cosecha: “Usted, a lo suyo; lo demás es cosa nuestra”.

1 comentario:

  1. Al escribir este comentario aparecieron muchos más refranes, dichos y aforismos que no hemos incluido por no recargar una lectura ya larga de por sí. A título de curiosidad listamos unos y otros en este comentario:

    "A nuevos tiempos, nuevos usos"
    “A un tiempo soplar y sorber no puede ser”
    "Abarata, tendero, y ganarás más dinero"
    “Ahorrar no es sólo guardar sino saber gastar”
    "Al más viejo, pídele consejo"

    "Cada maestrillo, tiene su librillo"
    “Cada puerta va bien en su quicio y cada uno en su oficio”
    “Cual el tiempo, tal el tiento”
    “Cuida los pequeños gastos, un pequeño agujero hunde un barco”

    “El camino que se sabe, bien se anda”
    "El movimiento se demuestra andando"
    “El que trabaja mucho, no tiene tiempo de hacer dinero”
    “El saber no ocupa lugar”
    "El uno por el otro la casa sin barrer"
    “Esto el mundo me enseñó: a lo tuyo, tú; a lo mío, yo”

    “Gástalo en cocina y no en medicina”

    "Hombre de muchos oficios, pobre seguro"

    “La caridad, bien entendida, empieza por uno mismo”
    “Lo barato sale caro”
    "Lo mejor es enemigo de lo bueno"
    “Lo hecho bien, aguarda a lo por hacer”

    “Más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer”
    “Mejor precavido, que arrepentido”
    “Meterse en camisa de once varas”
    "Mientras más “semos”, menos valemos

    "Ninguno nace maestro pero se hace con el tiempo"
    "No se puede estar en misa y repicando”

    “Oficio ajeno, dineros cuesta”

    “Perdiendo tiempo, no se gana dinero”

    “Quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija”
    "Quien mucho abarca, poco aprieta"
    “Quien mucho duerme, lo suyo y lo ajeno pierde”
    “Quien no atiende lo que tiene, es mejor que lo enajene”
    “Quien se queda con lo que tiene, tarde o temprano lo pierde”
    “Quien tiene compañero, tiene amigo y consejero”
    "Quien tiene un amigo tiene un tesoro"
    “Quien vale mucho, hace mucho”

    “Sé primero en sembrar si quieres aventajar”

    “Todo cambio de sistema, quema”

    “Un hombre con talento, vale por ciento”

    “Virgencita, Virgencita, que me quede como estoy”

    “Zapatero, a tus zapatos”

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